¿Ahí alguien?

Bajaba de mi habitación después de dormir y de que Taylor se fuera, cuando vi una chica hablando sola en la entrada. Primero dudé en acercarme, pero finalmente fui a hablar con ella.
-Hola. Soy Emma. Supongo que eres nueva por las maletas, yo también-sonreí.

-Pronto la directora te asignará una habitación, pero mientras tanto si quieres puedes dejar tus cosas en la mía y de mi compañera. Bueno, encantada de conocerte.-
No había supuesto que iba a conocer a tanta gente en tan poco tiempo, y los acontecimientos se sucendían rápidamente.
-Si quieres dormir o algo, también puedes ir allí.

- Oh, no te molestes. Esperaré aquí. - dije, mirando donde podía sentarme - ¿También eres como... yo? - pregunte.

Me senté en un gran sofá, descansando mis pies. El ambiente estaba taan frío que estornudé, me pusé mi chaqueta para evitar uno más, aunque fue sin remedio que se me escapo otro.

-Perdona, creo que eso es culpa mía, lo del estornudo, digo.
Me senté a su lado, un poco distante.
-Aquí todos somos como tú, los profesores, los alumnos...por eso estamos aquí, ¿no?

- Aerokinesis. - sonreí - Lo noté por las corrientes de aire. - entrelacé mis dedos - Si no controlará el viento, me gustaría el hielo.

Sonreí.
-Tiene sus ventajas...y sus inconvenientes, como todo, supongo-me quedé seria-Aún no sé cuando empiezan las clases, así que por ahora, tienes todo el tiempo que quieras para conocer la zona.

- Tienes mucha razón. Me he metido en varios problemas por ello. - recordé cierta tarde en el jardín de mi vecina - Sería genial, aquí todo es tan enorme. ¿Lo conoces todo?

-No, la cafetería, la piscina...poco más, no llevo mucho tiempo aquí-suspiré-He ido a Nueva York, y me apetece ir a Washington.

Mientras paseaba por la escuela, intentando encontrar algo, creo que llegué al Hall, allí vi a dos muchachas una era Emma y la otra...¿quién era?, parecía joven, quizás de la misma edad que yo, no superaría los veinte años. Me apoyé en la esquina de la pared.
-Vaya, volvemos a encontrarnos.-dije y una pequeña sonrisa se dibujó en mi rostro.

Volví la cabeza.
-Oh, sí, otra vez-le devolví la sonrisa.
Me quedé callada. Pasaron los segundos...
-¡Uy! Perdón, os presento, Taylor esta es Elissa, Elissa este es Taylor.

Me acerqué un poco más para saludar a la recién llegada, creo.
-Encantado.-dije.-No te cansas de conocer gente.-bromeé mirando a Emma.

Sonreí disimuladamente por su comentario.
-Si, asi es, menos por esto.-dije y chasqueé los dedos para provocar una pequeña llama.-Es un gran impedimento para acercarme a las personas con su habilidad...no soporto el frio y es una pena, porque casi nadie tiene una temperatura corporal como la mia.

-Ni yo el calor, y mi temperatura corporal tampoco es la normal. Somos polos opuestos completamente-soplé sobre la llama, congelándola.

- Puedo sentirlo desde aquí, con Emma al lado es... un balance extraño. - sonreí - Bueno, supongo que yo soy algo así como el intermedio. - moví mi mano como si estuviera apartando una ola, la llama congelada se elevo en una corriente de aire. Como mis dedos se movían, la llama también.

Sonreí.
-Eso parece. Bueno, bienvenida. ¿Puedes hacer huracanes y torbellinos y cosas de esas?

-Vaya, que variedad...interesante.-dije y me coloqué al lado de Emma, pero al instante di un paso atrás por su temperatura, como siempre...

-No quieras saber que he hecho...siempre he sido el chico malo allí a donde voy...no me ganas.-sonreí, quizás aquella fama me hacía sentirme orgulloso, por ello antes tenía fama entre las chicas.