-- Tal vez las cosas cambien.

Salí al jardín y respiré profundamente, no me estaba gustando esta academia, solo me había presentado y había hablado con un profesor y como aún no han empezado las clases todavía no tengo nada que hacer, lo cual es muy aburrido.
Y no sé realmente que hago aquí en el jardín, pero al menos estoy tranquila aunque parece que va a llover, pero hasta entonces me quedaré aquí.
Tal vez las cosas cambien.

Caminé con rapidez por toda la academia, buscando algo que hacer. Acababa de dejar la guitarra en la sala de música y había pasado por mi habitación para ponerme una chaqueta. Hacía bastante frío y parecía que iba a llover en breves momentos, pero tampoco es que me importase mucho, a fin de cuentas, estaba bajo techo. Mientras caminaba, vi a una chica en los jardines, a través de la ventana. Decidí ir a presentarme.

Bajé las escaleras de dos en dos y abrí la puerta que daba al exterior. Respiré. Mi aliento podía verse como una voluta de vaho perdiendose en el infinito.

-Hola. No nos conocemos, ¿no? Soy Dylan.

Miré hacia el chico que me había saludado.
-Hola, yo soy Emma. Encantada de conocerte, ¿eres nuevo?

Me acerqué un poco más a la muchacha, con las manos metidas en los bolsillos de la chaqueta que me acababa de poner. Sonreí y me quedé a su lado.

-Más o menos. Llevo poco tiempo aquí-intenté sacar un tema de conversación, y, como sabía que muchos de los que estabamos en ese lugar teníamos un pasado doloroso, preferí preguntarle por sus gustos-¿Te gusta la música?

-Me encanta, pero no se me da demasiado bien ni cantar ni tocar instrumentos, solo el piano y no soy nada del otro mundo, la verdad. Prefiero dibujar o quedarme pensando en las musarañas-reí.
La curiosidad me recorría y tuve que preguntarlo.
-¿Qué poder tienes?

-Es dificil de explicar-dije, mientras sacabas las manos de los bolsillos-. Así que mejor te lo enseño.

Una suave calidez recorrió mi cuerpo hasta llegar a mis manos. Notaba un agradable cosquilleo en las puntas de los dedos. Mis palmas comenzaron a brillar y unas pequeñas esferas brillantes como copos de nieve comenzaron a levitar a mi alrededor. Emitían una luz blanca y tenue.

-Básicamente, puedo manipular y producir luz.

Me quedé fascinada mirando aquellas esferas suspendidas en el aire.
-Es más interesante que mi poder, congelo cosas, líquidos, personas, animales, lo que sea, y enfrío la temperatura, es menos divertido. ¿Se pueden tocar?

-Tu poder también es interesante-sonreí levemente y unas cuantas esferas más brotaron de mis manos extendidas-. Puedes intentar tocarlas, pero, después de todo, sólo es luz. Aunque quizá produzcan un poco de calor.

-¿Calor?-suspiré y esbocé una pequeña sonrisa.
Alcé la mano, e intenté tocar la luz, no sentí calor pero me gustaba el brillo de aquellas esferas. Sentí que algo caía en mejilla, agua. Había empezado a llover.

-Vaya...-dije, mientras las gotas de lluvia comenzaban a caer a nuestro alrededor-. Vamos dentro antes de pillar una pulmonía-me reí y me quite la chaqueta para taparnos a los dos. La puse sobre nuestras cabezas.

-Gracias.
Una gota cayó en mi mano, y se congeló. Maldije en mis adentros, pero aquí en la academia por fin podría controlar mis poderes.
-Vamos a la cafetería podemos tomar un chocolate o algo caliente.

-Bien, vamos-dije, mientras comenzaba a caminar, aún cubriéndonos con la chaqueta a ambos.

Pasamos los pasillos de la academia y acabamos en la cafetería.

((Off: Abro allí))