Un largo viaje

Tras llegar a aquella ciudad de madrugada, cuando el sol aún estaba por mostrarse, me decidí por descansar bajo el abrigo de un árbol, el frío de aquel día oscuro y el largo viaje que había realizado habían permitido acomodarse en mi el cansancio de una noche entera sin dormir. Llegué a un pequeño parque, en el que no había nadie, estaba claro ningún idiota pasearía por allí a esas horas de la madrugada y menos tras la nevada de la noche anterior y el cruel tiempo que azotaba la ciudad, y sin embargo ahí estaba yo.
Caminé apenas unos minutos y me adentré en el cesped, para trepar y sentarme sobre las ramas de un árbol no muy alto, allí me acomodé, apoyando la espalda y la cabeza sobre el tronco y dejé descansar mi mochila a mi lado, luego para entretenerme chasqueé los dedos y una llama apareció sobre mis dedos, como si de un encendedor se tratara, <<Sería tan facil hacer arder todo lo que me rodea...>>pensé que una sonrisa malebola en los labios,tras mirar la T de bordes plateados y fondo rojizo que colgaba de mi cuello cerré los ojos, aunque no pude conciliar el sueño, para descansar.

Allí estaba yo, en medio de aquella gélida mañana, ajena completamente a ese frío,en un parque casi en la penumbra. Solo había un chico tumbado en un árbol con los ojos cerrados.
Me agaché a atarme el cordón de una de mis botas blancas, iba completamente vestida de blanco, exceptuando los cordones, los botones de mi abrigo, y los rombos de mis medias, y mientras lo hacía, pensé en acercarme al chico. Al principio dudé, pero después me decidí y me acerqué al árbol en el que seguía echado.

Oí pasos cercanos y abrí los ojos por si debía defenderme, solo vi a una joven de cabellos oscuros que se acercaba, ¿querría algo?, la miré por el rabillo del ojos para observarla con atención, nunca se sabe. Esperé para ver si se dirijía a mi o solo estaba de paso.

-Hola, soy Emma-me presenté.
Noté una sensación de calor a su alrededor. Y de repente estornudé:
-¡Achíís! Perdón. ¿Sabes dónde hay una librería por aquí? Bueno, ya sé que estoy en el parque, pero venía por aquí y no hay casi nadie en ningún sitio.

Se presentó, yo la miré sin ninguna expresión, luego volví a mirar al frente y le dije:
-No, acabo de llegar hace una horas...es peligroso que una chica ande por aquí a estas horas de la madrugada, deberías tener cuidado, la gente aquí puede no ser muy amable.-dije serio,como siempre, comencé a juguetear con un mechero, pasandolo con habilidad entre los dedos, miestras le abría la tapa y la llama despertaba en él, la T de su suerficie plateada relució.

-Me da igual-dije secamente-Tú también tendrías que tener cuidado.
Me estaba empezando a poner nerviosa al ver aparecer la llama en el mechero, pero apreté la mano y soplé.

La miré y una pequeña sonrisa se formo en mi rostro, que luego volvió a tornarse serio.
-¿De veras?-pregunté, para coger mi mochila y saltar de la rama al suelo.-No me preocupa, una vez alguien se enfrente a mi, no volverá a cometer el mismo error dos veces...-dije maliciosamente, sin dejar de jugar con el mechero.

Sonreí.
-¿Por qué?
El maldito mechero cada vez me ponía más nerviosa, e impulsivamente soplé sobre el mechero.

Le miré con desconfianza.
-No creo que quieras saberlo...veo tu fobia al fuego.-dije secamente.-Nadie que lo supiera volvería a acercarse, aunque lo cierto es que me trae sin cuidado, puedo hacer lo que me de la gana gracias a esto

-¿Esto? Uy, qué cotilla soy, perdona-me disculpé.
La verdad, es que nunca me había planteado mi fobia al fuego, solo era que...bueno...no me gustaba demasiado.

Solté una leve carcajada, la chica era divertida, luego me pregunté por que buscaba una biblioteca a aquellas horas.
-He notado como ha descendido la temperatura...¿tienes frío?, por que yo no demasiado...-dije y prendí de nuevo el mechero.

-No-negué con la cabeza-A esta temperatura estoy bien, no me gusta cuando llega el verano, me siento rara.
Miré al cielo, estaba empezando a nevar, me quité los guantes, los metí en el bolsillo y atrapé un copo de nieve con la mano, pero este no se descongeló.

Miré disgustado al cielo, el tiempo frío no me agradaba demasiado, al contrario que a la chica que se encontraba frente a mi, Emma. << Muy feliz cumpleaños Taylor...es un día perfecto para ti>>Pensé con sarcasmo.
-Oh, mierda, me congelo, ahora si que tengo frío, odio esto.-me quejé, metiendo las manos en los bolsillos, luego sacudí la cabeza y le pegué una patada al árbol.

-Tampoco es para tanto, pero creo que no puedo hacer nada al respecto-dije dejando caer el hielo de mi mano-¿Estás enfadado por algo?
Me sentía cómoda con aquel tiempo, pero aquel chico parecía cada vez más frustado y yo no sabía por qué.

La miré, era la primera vez que alguien me preguntaba por que odiaba todo tanto o simplemente por que estaba enfadado... aunque apenas nos conociamos,quizás esta chica y yo no fuesemos tan diferentes.
-Por todo y por nada...hace tiempo que se lo que es la calidez y no siento otra cosa que frio y odio por todo.-dije ofuscado.-Sin embargo creo que tengo lo que merezco y que algún día sabré porque lo tengo y me veneficiará.-le sonreí.-¿No hay nada que odies en este mundo?,¿qué quisieras destruir?

-No lo sé, creo que no, nunca he amado algo o alguien realmente, así que tampoco puedo odiar algo que no me importa-me quedé pensativa, reflexionando sobre las palabras del chico-¿Por qué te lo mereces?

Esta vez mi rostro tomó una expresión triste, recordando las cosa que tanto amé y ahora odiaba.
-Hace algún tiempo...tuve todo lo que podía desear, aunque todo era una farsa, era mi realida y mi mundo...quería pensar que era perfecto, pero no lo era,dinero sucio, un padre que me despreciaba...un hogar vacío...una vida ya planeada por todos menos por mi...y todo una mentira.. nada era verdad, ni mi padre...ni yo mismo.-dije triste.-Pero, yo acabé con todo....
Luego la miré y me apoyé contra el árbol.

-¿Te escapaste?
Di un paso hacia el chico.

-Eso es, pero no llegarías a entender lo axfisiado que me sentía en aquel lugar...lo destruí todo.-dije, y con una mano me tapé la parte izquierda de mi cara, y luego rocé mi pelo oscuro.

-¿Puedo preguntarte cómo?
Era una historia triste, pero aún así, sin saber por qué, quería saber la razón de aquello, no me solía interesar la vida de los demás...

La miré a los ojos.
-Lo quemé .-dije sin inmutarme, hacia tiempo que había aceptado lo que había hecho.-Todo ardió.

-Así que también eres un mutante.
Desvié la mirada. Quemado...uff...
-Mi vida ha sido más sencilla, creo.

Me reí.
-Mutante...eso suena muy mal, simplemente soy diferente, pero no me gusta ser llamado así.-afirmé.-¿Y qué te ha llevado a esa conclusión?, pude quemarlo con cerillas y gasolina...

-Mmmm...un presentimiento y...-bajé la voz-...que yo también lo soy.
A mí no me parecía mal utilizar la palabra "mutante", puesto que no somos como humanos, somos diferentes y mejores, no me importa.

-Tú también lo eres...sino no sabrías de la extencia de tales-dije acercándome a ella, aunque no mucho, parecía que su cuerpo imanase aún mucho más frío y eso me incomodaba.-¿Y tú vida?,¿cuánto mejor ha sido que la mia?, espero que mucho...