Cuentecillo.
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Matthieu
Cameron
Alice Laverne
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Cuentecillo.
Bueno, yo hace tiempo escribí un fanfic con amigos de otro foro, pero dado que tiene contenido no apto para ser subido, he decidido colgaros un relato mío, algo un poquito más light que espero que os dé que pensar.
Acepto críticas de cualquier tipo^^
LÁGRIMAS DE SANGRE.
El agudo chillido de la sirvienta rasgó la noche parisina desde la Rue Berger hasta más allá del barrio de St. Martin. La casa de la familia Dechamps, cuyos orígenes se remontaban a la más pura sangre noble, se convirtió en un auténtico infierno a eso de las tres de la madrugada, cuando una pobre mujer llamada Alice encontró el cuerpo de su anciana señora hecho jirones sobre la cama.
La joven sobrina de la fallecida, Édith, una muchacha silenciosa y retraída que había acabado perdida en aquella casa tras la trágica muerte de sus progenitores, no derramó una sola lágrima sobre el cuerpo de Josaine Dechamps, sino que se limitó a dejar en manos del mayordomo los preparativos del funeral y retirarse a sus aposentos mucho antes de que el inspector de policía encontrase la macabra escena en la que, si bien no muy apenada, Alice trataba de recomponer el cuerpo marchito y amoratado para que luciese bien en la tumba.
- Señorita, por favor, agradecería que dejase el cuarto tal y como está hasta que yo termine.
- Pero...- La mujer se volvió y sus ojos denotaron sorpresa al encontrar a un hombre joven en la puerta, que era quien le había hablado, en lugar del hombre que ella esperaba. No vestía uniforme, sino que llevaba una suntuosa levita de terciopelo verde oscuro, y el pelo castaño pulcramente recogido con un lazo de raso negro. Y había algo en sus ojos verdemar que la hizo inclinar la cabeza con sumisión y retirarse. Algo le decía que aquella mirada había recorrido el mundo infinitas veces, y que no había nada que pudiera hacerle frente.- Pensé que la policía...
- Comprendo su turbación, querida, pero este delicado caso requiere de mis conocimientos y por eso he sido enviado a este lugar.- El joven esbozó una sonrisa amable pero firme, y se hizo a un lado en la puerta invitándole a salir.- La llamaré en cuanto haya terminado.
Inusualmente sumisa, Alice salió de la habitación cerrando la puerta tras de sí. Él amplió su sonrisa y se acercó hacia los pedazos de la mujer, haciendo una burlesca reverencia poco antes de llegar a la cama.
- Buenas noches, mi encantadora señora. Debéis disculparme por interrumpir vuestro sueño eterno, pero acabáis de entrar a formar parte de mi entretenimiento nocturno. A propósito, mi nombre es Nicolás.- Se inclinó ligeramente sobre las sábanas empapadas en sangre, tendiendo la mano para tomar un lazo de terciopelo azul oscuro que, obviamente, no habría sido del gusto de una dama como aquella.- Vaya, veo que mi rival no se portó nada bien con vos... Aunque debéis darle las gracias, si no seríais mi cena.
Una risa suave y modulada se escapó de los labios rojizos de Nicolás mientras se apartaba del cadáver, aunque estaba completamente desconcertado. Aquella víctima, por alguna razón que no alcanzaba a comprender, se escapaba del canon que el asesino solía tomar como referencia. Varón blanco, de entre quince y veintiséis años, de cabellos oscuros y ojos peculiares. Alguien parecido a él mismo. Y si su compañero, fuera quien fuese, había decidido cambiar las reglas de su peculiar tablero debería de haber tenido la cortesía de comunicárselo.
Nicolás salió al pasillo, alejándose del hedor de la muerte y la sangre fría, y cerró los ojos apoyando la cabeza contra la pared. Dos siglos. Dos siglos de su existencia nocturna e inmortal había pasado buscando la pista de su contrincante, y aunque al final lograba llegar a la víctima, siempre era demasiado tarde como para ver a aquella criatura, como para poder mirarla a la cara y preguntarle por qué. Solo le restaba recoger la cinta de terciopelo y añadirla a la colección, aguardando a la siguiente carta anónima en la que solo figurase una dirección. Podía presentir que se trataba de otro Hijo de la Noche, de eso no cabía duda. Y tenía que encontrarlo... tenía que buscar al ser que se dedicaba a jugar con su alma cada noche una vez más.
- Monsieur parecéis cansado. Tal vez deberíais retiraros.
Nicolás giró la cabeza hacia el lugar del que procedía aquella voz dulce, apenas un susurro audible para un mortal. De pie, frente a él, había una muchachita que no debía contar los quince años, ataviada con un ligero camisón blanco que dejaba entrever su figura sutilmente femenina, con una larga cabellera negra acariciando su rostro y sus hombros y unas graciosas pecas bajo sus tristes ojos castaños.
- No estoy cansado, cherie. Pero no es agradable el espectáculo que hay ahí dentro.
La chiquilla se encogió de hombros con gracia, dando un tímido paso hacia el lugar en el que él se encontraba.
- Oh, para vos sí. Podría jurar que incluso lo encontráis hermoso. No hace falta que representéis el papel de caballero ante mí; las personas que en algún lugar hemos estado a punto de caer en brazos de la muerte sabemos reconocerla cuando la miramos a los ojos.
- Vaya, me sorprendéis y me agradáis.- el vampiro enarcó una ceja, estudiando a la joven más detenidamente.
- No confundáis inocencia con juventud, os lo ruego. Al menos no con lo que a mí respecta.
- Señorita, sois sin duda una caja de sorpresas, que escucharía encantado si tuviera tiempo, pero hay un acertijo que debo resolver. Además, estoy hambriento, de modo que mi compañía no es del todo segura.
- No os preocupéis por mí. Sois libre de marcharos en cuanto gustéis, pero quería haceros una sugerencia.
- ¿Ah si?- Nicolás bostezó descaradamente y empezó a caminar en dirección a las escaleras.
- Sí. Pienso que lo que le ha sucedido a mi tía puede ser por dos motivos, monsieur. El primero, despecho, pero ese lo descartaría sin vacilar dado que ni siquiera su marido logró aguantarla. El segundo, que alguien quiera llamar la atención por alguna razón o sobre algún objeto en particular. Más concretamente vuestra atención, si me permitís añadirlo.
El inmortal se giró hacia ella justo cuando había puesto el pie en el primer escalón de mármol.
- ¿Y que os lleva hasta esa conclusión, mi pequeña detective?
- El hecho de que hasta los ángeles pueden llegar a sentirse solos, Nicolás Baudelaire.
- Bonito discurso, muchacha. Pero no me hagas perder más tiempo.
Afuera, el viento helado golpeó el rostro de Nicolás con fuerza mientras caminaba indignado, pisando con fuerza la calle como si provocar el dolor de las piedras aliviara su propio sufrimiento. No podía creer que aquella mocosa hubiese tratado de aleccionarle, pero lo que más le irritaba era el no haber hallado horror en sus encantadores ojos oscuros cuando le miraba. Aquella niñata descarada, pues no era más que eso, subestimaba lo que eran las tinieblas. Su mera presencia le enfurecía tanto como le intrigaba, y por un instante en más de doscientos años sus pensamientos se centraron en otra cosa que no fuese el enigma que le tenía desquiciado. Había algo en ella, algo en su aspecto... Algo que la hacía a la vez odiosa e irresistible. Pero Nicolás sabía que se le estaba escapando un detalle. “Hasta los ángeles pueden llegar a sentirse solos...•” Muy poético, pero totalmente carente de sentido. Quizás la muchacha solo estaba insinuándosele, lo cual no sería de extrañar, pero entonces, ¿cuál era la pieza que faltaba?
Tendría que volver para descifrarlo. Mascullando, desandó sus pasos, pero pensó que al menos la excursión daría pie a diversiones que no disfrutaba desde que había entrado en el juego. La ventana de la habitación de la pequeña Édith saltó en pedazos, quedando todos los cristales esparcidos por el suelo, y Nicolás dejó entrever sus colmillos blancos como el alabastro bajo sus labios rojizos. Sin embargo, quedó instantáneamente paralizado. La muchacha le estaba esperando, engalanada con un hermoso vestido de terciopelo azul oscuro, mirándole con fijeza y esbozando una sonrisa de victoria que borraba la juventud de sus facciones para hacerlas simple y brutalmente bellas.
- Enhorabuena, por primera vez llegas a tiempo para mirarme a los ojos y preguntarme por qué. ¿Debo aplaudirte, mi querido Nicolás?
- Tú...- balbuceó él, sin dar crédito a lo que veía.
- Sí, yo. Édith Danielle Dechamps. Y ahora hazme el favor de responder a mi pregunta. Si a un ángel le cortasen las alas y lo desterraran del Paraíso, ¿eso lo convertiría en un vampiro o únicamente en un asesino?
- Los ángeles no existen.
- Entonces busca una palabra para designarme.- La joven rió con sorna mientras le daba la espalda y apartaba sus delicados bucles oscuros, dejando a la vista en su espinazo descubierto dos muñones descarnados y sangrantes.
- Dios santo...
- Sí, dale las gracias a él.
- Y entonces, Danielle, ¿por qué? ¿Por qué te has dedicado a jugar conmigo dos siglos enteros en lugar de acudir a mi lado como yo necesitaba?
- Oh, mi adorado Nicolás, acudí a tu lado. Pero parece que sin el halo divino no puedes reconocerme, encantador y omnipotente vampiro. Y el rechazo fue doloroso, ¿sabes? Me he pasado media eternidad asesinando réplicas tuyas. Incluso mi falsa tía abuela se parecía a tu madre, pero creo que la destrocé demasiado como para que pudieras apreciarlo.
- Danielle... pensé que me odiaste por lo que era...- Nicolás cerró los ojos, reviviendo el dolor con el que había soportado la última mirada del ángel desde un lecho de satén rojo.
- ¿Odiarte? ¿A ti, que me enseñaste que era realmente vivir, la lujuria y el desenfreno? ¿A ti, que causaste mi destierro y que me has convertido en una criatura sin razón de existir? Claro que no.- ella volvió a reír, y su risa se le clavó como agujas de hielo.
- Pero me abandonaste...
- Sabías que iba a volver. Me enfrenté al juicio y acepté mi sentencia por ti. Y luego me echaste de tu lado. Ni se te ocurra hacerme cargar con el estigma de rompecorazones.
- Danielle.- repitió él una vez más. Cayó de rodillas al suelo, sin poder soportar ni un segundo más la situación, su mirada serena y acusadora, la belleza infantil que el tiempo le había hecho olvidar.
El ángel caído se agachó a su lado y le pasó los brazos por el cuello con suavidad, recostando contra él su liviano peso.
- Ssh... No quiero verte llorar mi amor, no ahora que todo ha terminado...
La hoja seccionó la cabeza del inmortal limpiamente, sin encontrar siquiera resistencia en la columna vertebral, y Danielle disfrutó sobremanera el sonido de los tejidos al desgarrarse. La sangre impregnó la alfombra en cuestión de segundos, salpicando la palidez de su rostro y goteando sobre sus labios. La muchacha se apartó, dejando caer ruidosamente el cuerpo.
- Aún no respondiste mi pregunta, pero yo lo haré por ti, Nicolás. Cuando a un ángel le cortan las alas, simplemente se convierte en un demonio.
Acepto críticas de cualquier tipo^^
LÁGRIMAS DE SANGRE.
El agudo chillido de la sirvienta rasgó la noche parisina desde la Rue Berger hasta más allá del barrio de St. Martin. La casa de la familia Dechamps, cuyos orígenes se remontaban a la más pura sangre noble, se convirtió en un auténtico infierno a eso de las tres de la madrugada, cuando una pobre mujer llamada Alice encontró el cuerpo de su anciana señora hecho jirones sobre la cama.
La joven sobrina de la fallecida, Édith, una muchacha silenciosa y retraída que había acabado perdida en aquella casa tras la trágica muerte de sus progenitores, no derramó una sola lágrima sobre el cuerpo de Josaine Dechamps, sino que se limitó a dejar en manos del mayordomo los preparativos del funeral y retirarse a sus aposentos mucho antes de que el inspector de policía encontrase la macabra escena en la que, si bien no muy apenada, Alice trataba de recomponer el cuerpo marchito y amoratado para que luciese bien en la tumba.
- Señorita, por favor, agradecería que dejase el cuarto tal y como está hasta que yo termine.
- Pero...- La mujer se volvió y sus ojos denotaron sorpresa al encontrar a un hombre joven en la puerta, que era quien le había hablado, en lugar del hombre que ella esperaba. No vestía uniforme, sino que llevaba una suntuosa levita de terciopelo verde oscuro, y el pelo castaño pulcramente recogido con un lazo de raso negro. Y había algo en sus ojos verdemar que la hizo inclinar la cabeza con sumisión y retirarse. Algo le decía que aquella mirada había recorrido el mundo infinitas veces, y que no había nada que pudiera hacerle frente.- Pensé que la policía...
- Comprendo su turbación, querida, pero este delicado caso requiere de mis conocimientos y por eso he sido enviado a este lugar.- El joven esbozó una sonrisa amable pero firme, y se hizo a un lado en la puerta invitándole a salir.- La llamaré en cuanto haya terminado.
Inusualmente sumisa, Alice salió de la habitación cerrando la puerta tras de sí. Él amplió su sonrisa y se acercó hacia los pedazos de la mujer, haciendo una burlesca reverencia poco antes de llegar a la cama.
- Buenas noches, mi encantadora señora. Debéis disculparme por interrumpir vuestro sueño eterno, pero acabáis de entrar a formar parte de mi entretenimiento nocturno. A propósito, mi nombre es Nicolás.- Se inclinó ligeramente sobre las sábanas empapadas en sangre, tendiendo la mano para tomar un lazo de terciopelo azul oscuro que, obviamente, no habría sido del gusto de una dama como aquella.- Vaya, veo que mi rival no se portó nada bien con vos... Aunque debéis darle las gracias, si no seríais mi cena.
Una risa suave y modulada se escapó de los labios rojizos de Nicolás mientras se apartaba del cadáver, aunque estaba completamente desconcertado. Aquella víctima, por alguna razón que no alcanzaba a comprender, se escapaba del canon que el asesino solía tomar como referencia. Varón blanco, de entre quince y veintiséis años, de cabellos oscuros y ojos peculiares. Alguien parecido a él mismo. Y si su compañero, fuera quien fuese, había decidido cambiar las reglas de su peculiar tablero debería de haber tenido la cortesía de comunicárselo.
Nicolás salió al pasillo, alejándose del hedor de la muerte y la sangre fría, y cerró los ojos apoyando la cabeza contra la pared. Dos siglos. Dos siglos de su existencia nocturna e inmortal había pasado buscando la pista de su contrincante, y aunque al final lograba llegar a la víctima, siempre era demasiado tarde como para ver a aquella criatura, como para poder mirarla a la cara y preguntarle por qué. Solo le restaba recoger la cinta de terciopelo y añadirla a la colección, aguardando a la siguiente carta anónima en la que solo figurase una dirección. Podía presentir que se trataba de otro Hijo de la Noche, de eso no cabía duda. Y tenía que encontrarlo... tenía que buscar al ser que se dedicaba a jugar con su alma cada noche una vez más.
- Monsieur parecéis cansado. Tal vez deberíais retiraros.
Nicolás giró la cabeza hacia el lugar del que procedía aquella voz dulce, apenas un susurro audible para un mortal. De pie, frente a él, había una muchachita que no debía contar los quince años, ataviada con un ligero camisón blanco que dejaba entrever su figura sutilmente femenina, con una larga cabellera negra acariciando su rostro y sus hombros y unas graciosas pecas bajo sus tristes ojos castaños.
- No estoy cansado, cherie. Pero no es agradable el espectáculo que hay ahí dentro.
La chiquilla se encogió de hombros con gracia, dando un tímido paso hacia el lugar en el que él se encontraba.
- Oh, para vos sí. Podría jurar que incluso lo encontráis hermoso. No hace falta que representéis el papel de caballero ante mí; las personas que en algún lugar hemos estado a punto de caer en brazos de la muerte sabemos reconocerla cuando la miramos a los ojos.
- Vaya, me sorprendéis y me agradáis.- el vampiro enarcó una ceja, estudiando a la joven más detenidamente.
- No confundáis inocencia con juventud, os lo ruego. Al menos no con lo que a mí respecta.
- Señorita, sois sin duda una caja de sorpresas, que escucharía encantado si tuviera tiempo, pero hay un acertijo que debo resolver. Además, estoy hambriento, de modo que mi compañía no es del todo segura.
- No os preocupéis por mí. Sois libre de marcharos en cuanto gustéis, pero quería haceros una sugerencia.
- ¿Ah si?- Nicolás bostezó descaradamente y empezó a caminar en dirección a las escaleras.
- Sí. Pienso que lo que le ha sucedido a mi tía puede ser por dos motivos, monsieur. El primero, despecho, pero ese lo descartaría sin vacilar dado que ni siquiera su marido logró aguantarla. El segundo, que alguien quiera llamar la atención por alguna razón o sobre algún objeto en particular. Más concretamente vuestra atención, si me permitís añadirlo.
El inmortal se giró hacia ella justo cuando había puesto el pie en el primer escalón de mármol.
- ¿Y que os lleva hasta esa conclusión, mi pequeña detective?
- El hecho de que hasta los ángeles pueden llegar a sentirse solos, Nicolás Baudelaire.
- Bonito discurso, muchacha. Pero no me hagas perder más tiempo.
Afuera, el viento helado golpeó el rostro de Nicolás con fuerza mientras caminaba indignado, pisando con fuerza la calle como si provocar el dolor de las piedras aliviara su propio sufrimiento. No podía creer que aquella mocosa hubiese tratado de aleccionarle, pero lo que más le irritaba era el no haber hallado horror en sus encantadores ojos oscuros cuando le miraba. Aquella niñata descarada, pues no era más que eso, subestimaba lo que eran las tinieblas. Su mera presencia le enfurecía tanto como le intrigaba, y por un instante en más de doscientos años sus pensamientos se centraron en otra cosa que no fuese el enigma que le tenía desquiciado. Había algo en ella, algo en su aspecto... Algo que la hacía a la vez odiosa e irresistible. Pero Nicolás sabía que se le estaba escapando un detalle. “Hasta los ángeles pueden llegar a sentirse solos...•” Muy poético, pero totalmente carente de sentido. Quizás la muchacha solo estaba insinuándosele, lo cual no sería de extrañar, pero entonces, ¿cuál era la pieza que faltaba?
Tendría que volver para descifrarlo. Mascullando, desandó sus pasos, pero pensó que al menos la excursión daría pie a diversiones que no disfrutaba desde que había entrado en el juego. La ventana de la habitación de la pequeña Édith saltó en pedazos, quedando todos los cristales esparcidos por el suelo, y Nicolás dejó entrever sus colmillos blancos como el alabastro bajo sus labios rojizos. Sin embargo, quedó instantáneamente paralizado. La muchacha le estaba esperando, engalanada con un hermoso vestido de terciopelo azul oscuro, mirándole con fijeza y esbozando una sonrisa de victoria que borraba la juventud de sus facciones para hacerlas simple y brutalmente bellas.
- Enhorabuena, por primera vez llegas a tiempo para mirarme a los ojos y preguntarme por qué. ¿Debo aplaudirte, mi querido Nicolás?
- Tú...- balbuceó él, sin dar crédito a lo que veía.
- Sí, yo. Édith Danielle Dechamps. Y ahora hazme el favor de responder a mi pregunta. Si a un ángel le cortasen las alas y lo desterraran del Paraíso, ¿eso lo convertiría en un vampiro o únicamente en un asesino?
- Los ángeles no existen.
- Entonces busca una palabra para designarme.- La joven rió con sorna mientras le daba la espalda y apartaba sus delicados bucles oscuros, dejando a la vista en su espinazo descubierto dos muñones descarnados y sangrantes.
- Dios santo...
- Sí, dale las gracias a él.
- Y entonces, Danielle, ¿por qué? ¿Por qué te has dedicado a jugar conmigo dos siglos enteros en lugar de acudir a mi lado como yo necesitaba?
- Oh, mi adorado Nicolás, acudí a tu lado. Pero parece que sin el halo divino no puedes reconocerme, encantador y omnipotente vampiro. Y el rechazo fue doloroso, ¿sabes? Me he pasado media eternidad asesinando réplicas tuyas. Incluso mi falsa tía abuela se parecía a tu madre, pero creo que la destrocé demasiado como para que pudieras apreciarlo.
- Danielle... pensé que me odiaste por lo que era...- Nicolás cerró los ojos, reviviendo el dolor con el que había soportado la última mirada del ángel desde un lecho de satén rojo.
- ¿Odiarte? ¿A ti, que me enseñaste que era realmente vivir, la lujuria y el desenfreno? ¿A ti, que causaste mi destierro y que me has convertido en una criatura sin razón de existir? Claro que no.- ella volvió a reír, y su risa se le clavó como agujas de hielo.
- Pero me abandonaste...
- Sabías que iba a volver. Me enfrenté al juicio y acepté mi sentencia por ti. Y luego me echaste de tu lado. Ni se te ocurra hacerme cargar con el estigma de rompecorazones.
- Danielle.- repitió él una vez más. Cayó de rodillas al suelo, sin poder soportar ni un segundo más la situación, su mirada serena y acusadora, la belleza infantil que el tiempo le había hecho olvidar.
El ángel caído se agachó a su lado y le pasó los brazos por el cuello con suavidad, recostando contra él su liviano peso.
- Ssh... No quiero verte llorar mi amor, no ahora que todo ha terminado...
La hoja seccionó la cabeza del inmortal limpiamente, sin encontrar siquiera resistencia en la columna vertebral, y Danielle disfrutó sobremanera el sonido de los tejidos al desgarrarse. La sangre impregnó la alfombra en cuestión de segundos, salpicando la palidez de su rostro y goteando sobre sus labios. La muchacha se apartó, dejando caer ruidosamente el cuerpo.
- Aún no respondiste mi pregunta, pero yo lo haré por ti, Nicolás. Cuando a un ángel le cortan las alas, simplemente se convierte en un demonio.
Alice Laverne- Alumno/a
- Mensajes : 89
Fecha de inscripción : 09/11/2008
Edad : 32
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Poderes: Invocacion
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Re: Cuentecillo.
Wo-ah! *_*
Sencillamente increíble. Ha estado genial. No es el estilo que suelo leer, pero aún así...
Fantástico ^^
Sencillamente increíble. Ha estado genial. No es el estilo que suelo leer, pero aún así...
Fantástico ^^
Cameron- Directora
- Mensajes : 207
Fecha de inscripción : 24/09/2008
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Edad: 28
Re: Cuentecillo.
Gracias. Esque mi estilo es un pelin... peculiar^^
Si veo que gustan buscare los mas suaves que tengan y os los ire poniendo^^
Si veo que gustan buscare los mas suaves que tengan y os los ire poniendo^^
Alice Laverne- Alumno/a
- Mensajes : 89
Fecha de inscripción : 09/11/2008
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Poderes: Invocacion
Edad: 17
Re: Cuentecillo.
Está bastante bien , aunque pobre Nicolás, después de dos siglos buscando, y termina como termina... xD En fin, al principio me recordaba a la película Entrevista con el Vampiro, la relación entre la chica de cabellos rizados dorados y Louis ^^.
Matthieu- Mutante Adulto
- Mensajes : 60
Fecha de inscripción : 12/11/2008
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Poderes: Manipulación de la Probabilidad, Empatía
Edad: 27
Re: Cuentecillo.
- Spoiler:
- ¿Sabes que en los libros en realidad la relacion era entre Claudia y Lestat?
Y si, tienes razon, estaba inspirado en esa peli porque era un regalo para mi primo^^-
Alice Laverne- Alumno/a
- Mensajes : 89
Fecha de inscripción : 09/11/2008
Edad : 32
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Poderes: Invocacion
Edad: 17
Re: Cuentecillo.
Dios, es una historia genial, te felicito, me ha encantado, de verdad, es brillante, menudo final, me ha gustado de principio a final, ojalá yo escribiese y tuviese una imaginación como la tuya, porque es sorprendente. Pobre Nicolas, pero la pequéña Danielle era sorprendentemente sutil al decirle lo tan cerca que tenía lo que buscaba.
Esperaré con impaciencia tu siguiente fanfic. ^^
Esperaré con impaciencia tu siguiente fanfic. ^^
Arianne- Alumno/a
- Mensajes : 929
Fecha de inscripción : 24/09/2008
Localización : En algún lugar de mis sueños...
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Poderes: Hydrokinesis, Invisibilidad.
Edad: 16
Re: Cuentecillo.
O.O
I-N-C-R-E-I-B-L-E
Me encanto, esta genial enserio.
Cuando subas el siguiente aqui me tendras para leerlo jeje
Fantastico, de principio a fin.
I-N-C-R-E-I-B-L-E
Me encanto, esta genial enserio.
Cuando subas el siguiente aqui me tendras para leerlo jeje
Fantastico, de principio a fin.
Elizabeth- Jefa de Estudios
- Mensajes : 73
Fecha de inscripción : 08/10/2008
Edad : 32
Localización : Perdia entre mis sueños
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Poderes: Atmokinesis, Termokinesis
Edad: 24
Re: Cuentecillo.
Genial, perfecto, me encanta.
Taylor- Alumno/a
- Mensajes : 1574
Fecha de inscripción : 07/01/2009
Localización : Por aki
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Poderes: Pirokinesis, Cambio de Fase
Edad: 18 años
Re: Cuentecillo.
Sí.
De hecho, en el libro La Reina de los Condenados, encuentran el diario de Claudia, en el que la pequeña narra un beso entre ambos, y como a Lestat se lo llevaban los demonios por estar enamorado de ella. Sinceramente, creo que por eso Claudia le odiaba tanto. Porque no podía dejar de amarle aunque no quisiese.
De hecho, en el libro La Reina de los Condenados, encuentran el diario de Claudia, en el que la pequeña narra un beso entre ambos, y como a Lestat se lo llevaban los demonios por estar enamorado de ella. Sinceramente, creo que por eso Claudia le odiaba tanto. Porque no podía dejar de amarle aunque no quisiese.
Alice Laverne- Alumno/a
- Mensajes : 89
Fecha de inscripción : 09/11/2008
Edad : 32
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Re: Cuentecillo.
¿En qué libro es eso?Me gustaría leerlo.Gracias^^
Ciro- Alumno/Liberal
- Mensajes : 571
Fecha de inscripción : 07/01/2009
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Re: Cuentecillo.
A ver, la saga se llama Crónicas Vampíricas, de Anne Rice. Los mas básicos son: Entrevista con el Vampiro, Lestat el Vampiro (mi favorito por ahora) y La Reina de los condenados. En este último es en el que pasa lo descrito anteriormente. Los tres primeros libros tienen un hilo común. Los siguientes (El ladrón de Cuerpos, Memnoch el Diablo, Armand el Vampiro, Merrick, Sangre y Oro, El Santuario y Cántico de Sangre) son aventuras de los protagonistas de los tres primeros. La verdad es que son mas que recomendables. Particularmente, mi coleccion favorita.
Alice Laverne- Alumno/a
- Mensajes : 89
Fecha de inscripción : 09/11/2008
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Re: Cuentecillo.
Gracias,no se a ti pero a mi me encantan las novelas de vampiros...jeje
Ciro- Alumno/Liberal
- Mensajes : 571
Fecha de inscripción : 07/01/2009
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Re: Cuentecillo.
Yo adoro el mundo vampírico. Es mi perdición. Desde novelas, películas, juegos de rol, caracterización... Todo. Además, me encanta el siglo XVIII y la época Victoriana, donde suceden gran parte de este tipo de novelas... Tienen un misterio encantador.
Alice Laverne- Alumno/a
- Mensajes : 89
Fecha de inscripción : 09/11/2008
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Re: Cuentecillo.
Si,son muy buenos,me encantan sus relatos,como a veces creen imposibles sus amores con otras personas...me parecen geniales los libros de épocas antiguas
Ciro- Alumno/Liberal
- Mensajes : 571
Fecha de inscripción : 07/01/2009
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Re: Cuentecillo.
Por curiosidad, cual es tu libro favorito?
Alice Laverne- Alumno/a
- Mensajes : 89
Fecha de inscripción : 09/11/2008
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Re: Cuentecillo.
La verdad...hay varios títulos que me gustan,uno de los últimos que he leído es Medianoche y la verdad me gustó bastante,¿Cuál es el tuyo?
Ciro- Alumno/Liberal
- Mensajes : 571
Fecha de inscripción : 07/01/2009
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Re: Cuentecillo.
El Retrato de Dorian Grey, del maestro Wilde, por supuesto^^
Alice Laverne- Alumno/a
- Mensajes : 89
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Re: Cuentecillo.
Oh,ese libro tiene pinta de estar muy bien...dentro de poco va a salir una pelicula de ese libro^^
Invitado- Invitado
Re: Cuentecillo.
De cual de ellos?
Alice Laverne- Alumno/a
- Mensajes : 89
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Re: Cuentecillo.
No me lo puedo creer!! Si tienes mas informacion de la peli, porfa....(carita de ilusion de niña pequeña)
Alice Laverne- Alumno/a
- Mensajes : 89
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Re: Cuentecillo.
Lo leí hace poco, el actor que interpretará a Dorian Gray será Ben Barnes,el que hace del principe Caspián en las Crónicas de Narnia y el Príncipe Caspián.A mi también me hace ilusión que salga la película porque además de que me gusta el actor siempre me ha llamado la atención la historia de Dorian Grey,de momento la película se está filmando.En la ficha del actor que tiene en Wikipedia dice que la película se estrenará en el 2009^^
Invitado- Invitado
Re: Cuentecillo.
Gracias! Gracias! Gracias!
Ahora estare impaciente hasta que salga XD
Ahora estare impaciente hasta que salga XD
Alice Laverne- Alumno/a
- Mensajes : 89
Fecha de inscripción : 09/11/2008
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Re: Cuentecillo.
Si me entero de algo más lo pondré por aquí o te lo mando en mensaje privado.Ten paciencia!jejeje
Invitado- Invitado
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