Rompiendo el hielo.

Cuando Dylan y yo llegamos a Nueva York nos dirigimos hacia el centro comercial, había cine, y estaríamos entretenidos y calentitos un buen rato. Aún no habíamos roto el hielo que había entre nosotros pero parecía que habíamos congeniado.
-Allí está el cine, ¿entramos ahora o quieres hacer otra cosa?

El centro comercial era enorme, mayor del último en el que había estado. Caminé cerca de Emma para no perderme. Había mucha gente.

-Podemos ir comprando ya las entradas.

-Vale.
Compramos las entradas y una pregunta se me vino a la cabeza.
-¿Puedo saber como encontraste la academia?

-Recorriendo América de una punta a otra. Fue muy difícil, pero mis poderes fueron útiles. ¿Y tú?

-Bueno, lo mío fue muy extraño. Un hombre que no conocía me lo dijo, y decidí venir, de todos modos, no me iban a echar en falta.
Entramos en la sala del cine, y nos sentamos en la parte de arriba de los asientos.

-Hmm, sí que es extraño, pero fue una suerte que lo encontrases.

Entramos en la sala. Aún había luz, así que pudimos sentarnos sin tener mayores problemas.

-Hace mucho que no vengo al cine-la meloncolía mal disimulada marcaba mi voz y empañaba mis ojos con recuerdos de cuando en mi mente no cabían las preocupaciones.

-¿Estás bien?-poniendo mi mano sobre la suya.
Parecía triste, y no me gustaba que se sintiera así. Yo podía interiorizar mis sentimientos pero se me contagiaba el estado de ánimo de los demás.

-Sí, sí. Son solo recuerdos. Nada de que preocuparse-me evadí de mi memoria como quien da esquinazo a un agresor, sólo que prefería enfrentarme a algo corporeo antes que a mis propios recuerdos.

Las luces se apagaron y comenzaron los anuncios. Ni siquiera sabía qué ibamos a ver ese día. Se lo pregunté en voz baja a Emma.

-¿Qué se supone que vamos a ver?

-¿Saw? No sé qué es eso-sonreí, aunque dudaba que pudiese verme en la oscuridad-. Supongo que irá de manos amputadas y cosas así, lo típico. Pero está bien.

-Exactamente eso.
Entonces, la película empezó, gente siendo torturada, congelada, machacada...
-¿Alguna vez has pensado en por qué tenemos estos poderes? ¿En si, en el caso de que sea por un gen genético, fue implantado, fue casualidad o todo el mundo podría ser como nosotros si ese gen se activara?-le murmuré.

Hablé con un susurro. Los viajes que había compartido con mi hermano se habían tragado gran parte de mi vida, pero por lo menos me habían proporcionado información de todos lados del país.

-La verdad es que nadie está de acuerdo en ese tema, pero se dice que fue implantado hace milenios por extraterrestres-me reí, esa idea me parecía estúpida-. Pero podría ser porque un gen reacciona al medio de esta manera. La verdad es que me importa poco.

-¿Extraterrestres?-reí-He pensado en si nuestros poderes desaparecieran llegado un momento determinado, espero que no sea así, pese a todos sus inconvenientes, lo echaría de menos.