Tiempo

Hacía algún tiempo que no pasaba por este parque,me senté en un banco y contemplé a la gente pasar,en soledad.
-Menudo día.

Estaba siendo un día horrible, mi magnetismo se había vuelto incontrolable, y me iba pegando a cada objeto de metal que me encontrase o lo hacía levitar, que por suerte, era menos frecuente, y todo el mundo se quedaba mirándome como si estuviera loca.
Al final, no sé cómo, acabé llegando al parque, y de repente, mi poder cesó.
<<Dios, menos mal>>, pensé.

Saqué el paquete de tabaco de mi bolsillo,cogí un cigarrillo y lo prendí con la llama de mi mechero y comencé a fumar,me sentía nervioso y angustiado<<¿Por qué me siento así?>>.

Vi a...vaya...¿cómo se llamaba? Ah, sí, Ciro, sentado en un banco del parque, fumando, con cara de preocupación.
-Hola-saludé y me senté a su lado-No deberías fumar.

-Lo sé,pero me da igual.-Me centré en su cara,me sonaba de algo.-¿Nos conocemos?

-Sí y...¿Tú eres?.
Me dí cuenta de que el paquete de tabaco estaba vacio<<Vaya mierda>>Estrujé el paquete entre mis manos.

Resoplé.
-Emma.
<<Si el resto se acuerdan así de mí...>>

-¿Qué te trae por aquí...Emma?.-Dije.
Apagué el cigarrillo y lo lancé lejos.

-Me apeteció venir a un lugar con gente.-Dije.
Ante mis ojos pasó una imagen de mi hermana y mia ,cuando eramos niños.¿empezaba a sentir añoranza a estas alturas?Habían pasado muchos años.La cicatriz de mi espalda se resintió ante la tensión de mi cuerpo.

Le noté algo raro.
-¿Estás bien?

-Sí,simplemente me siento algo cansado,no te preocupes por alguien como yo.-Dije.

-Soy un asesino,he matado a gente por el simple hecho de no ser como yo.-Dije.
Estaba empezando a anochecer y cada vez había menos gente.

-No me siento con fuerzas para cambiar es más fácil eliminarlos,los odio.-Dije.

-No.Eso es de mala educación.
Me levanté del banco y me eché en el prado.

Yo me quedé sentada mientras él se echaba.
-Bueno, pues...no sé. ¿Por qué los odias tanto?

-Hacen que me sienta distinto y un monstruo así que si quieren ver un monstruo lo tendrán.-Dije con rabia.

Decidí echarme a su lado.
-¿Y qué quieres? Somos distintos, no monstruos, yo no lo veo así. Para mí, somos seres superiores, que los humanos y que cualquier otra especie, aunque tengamos que ocultarlo.

Me recosté sobre un lado para poder verla.
-Me siento solo.-dije.-Debería comprarme un perro.

Le miré y sonreí.
-Seguro que encuentras un amigo o una novia que te haga compañía, pero si no lo consigues, está bien la idea del perro.

-Sí,supongo que sí.-Sonreí.-Gracias.