Un día como cualquier otro

Hacia un día nublado fuera de las fronteras de la academia, eran las cinco de la tarde y se oia a los diferentes alumnos pasear ruidosamente por la academia, yo aburrido había salido a despejarme hasta llegar a una puerta, abri y me encontre con una enorme pizarra y unos pupitres colocados en hileras perfectas, avance dejando detras la puerta y me sente en uno colocando los pies encima de la mesa y escuchando la música de los auriculares mientras cerraba los ojos tumbando la espalda en la silla.

Estaba paseando por la academia, mientras cargaba un par de libros entre mis brazos, mirando a ambos lados debido a que hacia unos día que no encontraba a Cornelia y me apetecia verla y hablar con ella, aunque seguramente se habría ido a algún lugar con su novio, como solía hacer. Pensando en aquello también recordé que hacía días que no veía a Lex...no sabía como pero lo buscase donde lo buscase no le encontraba, era como si la tierra se lo hubiese tragado...le echaba de menos...pero y...¿si había conocido a otra chica y quería dejarme y no sabía como?, quizás me estuviese evitando y esa fuese la razón, debido a que es una persona muy agradable...que tonterías eso no podía ocurrir. De todas formas quería verle y asegurarme.Caminaba junto a una puerta entreabierta de una de las clases cuando alguien chocó contra mi y uno de mis libros calló, al recogerlo miré atraves del hueco de la puerta y allí le ví, Lex, sentado en na de las silla, mientras apoyaba los pies sobre la mesa y escuchaba música con los ojos cerrados...estaba tan guapo...y me alegraba tanto verle...cogí mi libro y sigilosamente me acerqué a él para sentarme sobre la mesa junto a sus pies y observarle.

Estaba tranquilo escuchando una de mis canciones favoritas, cuando senti un leve rozamiento en mi pie, abri los ojos casi adormilados y observe la perfecta visión de un angel sentada sobre la mesa observame.
- Hola pequeña -le sonreí ampliamente- me gusta abrir los ojos y verte, me alegras el día.

Sonreí al oír aquello, quizás después de todo lo del engaño solo fuesen paranollas mías. Me acerqué y le besé en los labios con suavidad.
-Te echaba de menos, hacia días que no te veía...-le dije volviendo a sentarme sobre la mesa.-Las ideas raras comenzaban a poblar mi cabeza...

Sonrei ampliamente.
- Yo tambien te extrañaba -conteste observandola- ¿Qué tipo de ideas raras te atormentaban? -pregunte con curiosidad, algo que nunca se desvanecería de mi forma de ser-.

Me sonrojé al escuchar su propuesta...era tan vergonzoso hablar de aquella tontería...seguro que pensaría que era una chica muy tonta...
-Pues...-dije sonrojándome cada vez más.-Que...te habías enamorado de alguna otra chica...y me evitabas porque no sabías como dejarme...lo siento soy muy tonta...-dije y tras intentar colocar mi mano en el borde de la mesa resbalé y caí de esta, para luego quejarme...mierda de torpeza...

Me rei al escuchar su conclusión, pero cuando se cayo, me levante de la silla y em agache junto a ella en el suelo.
- ¿Te encuentras bien? -pregunte con un rostro de preocupación bastante exagerado-.

Me apoyé sobre los antebrazos y me quejé.
-Me duele la cabeza...¿por qué a mi?-me quejé.

- Aver, dejame ver si tienes algo -le dije mirando si se habia hecho alguna brecha o algo entre el pelo, hasta que observe un pequeño golpe, que le provocaría un moratón- no es tan grave, te dolera mucho por el golpe y el moratón que tienes, pero no te vas a quedar tonta ni nada de ese tipo.
Sonrei y le tendi la mano para ayudarla a incorporarse y levantarse, el suelo estaba muy comodo, pero teniendo sillas al lado era una tontería permanecer en él.

Me levanté con su ayuda y cogiendo una silla me sente frente a él.
-Creo que así estaré más segura...-me reí.

- Yo tambien lo creo -rei- y respecto a mis numerosas novias, puedes estar tranquila yo solo quiero a una -sonrei observando divertido su cara-.

Abrí mi boca incrédula.
-¿Numerosas novias?-dije.-Aquí no esta permitida la poligamia...y se suponía que te casaría conmigo cuando tuviesemos edad...-me quejé.

- Puedes estar tranquila, las otras chicas son famosas millonarias con montones de hombres detras, yo solo soy uno más que las admira desde lejos -le sonrei divertido- además ellas me gustan, me parecen guapas, pero tú... a ti te amo esa es la diferencia.

Sonreí dulcemente y comtemplé sus ojos hechizada...le amaba de una forma tan intensa...
-Te amo Lex Simons, desde ahora y para siempre...

Sonrei y me acerque para darle un beso, yo tambien la amaba mucho y exactamente tenía la mejor forma de demostrarselo.

- Me puedes esperar aquí un segundo tengo que ir a buscar una cosa que me olvide en la habitación -dije al finalizar el beso observandola fijamente a los ojos-.

Sonreí y sorprendida asentí con la cabeza.
-Claro, te espero.-dije.-No me moverá de aquí nada hasta que vuelvas.

Le sonrei y le guiñe el ojo para luego desvanecer por la puerta y los pasillos hasta mi habitación, donde busque en los cajones del armario lo que había comprado recientemente, hasta que lo encontre en la mesilla en el segundo cajón, perfectamente envolvido en su pequeña proporción.
Otra vez recorría el camino de antes hasta llegar a la clase donde Rin me esperaba en el mismo lugar que antes, había guardado la cajita que traía detras de mí y observe con curiosidad su cara.
- Ya he vuelto -sonrei con naturalidad-.

Le observé intrigada.
-¿Qué escondes?-le pregunté curiosa.

- Nada -dije con total naturalidad, aunque por su cara pude ver que no se lo creía, asi que quite mi mano de la espada, mostrandole la pequeña cajita envolvida con papel azul celeste que me cabía perfectamente en al mano y en la que se encontraba un regalo solo para ella: un pequeño anillo.

Me sorprendí aún más al ver el hermoso regalo.
-Es...es increíble...es precioso...-dije sin poder ocultar mi sorpresa.

Me alegre al ver que le había gustado, cogi el anillo con delicadeza y me agache a su lado.
- Rin... me harias el honor de aceptar este anillo como señal de compromiso, no es para casarnos... aún, es una muestra de todo el amor que te tengo y que quiero pasar la eternidad junto a ti -le sonreí-.

Sonreí asombrada y mis ojos se llenaron de lágrimas, me agaché con rapidez y le abracé.
-Claro que lo acepto...-sollocé.

- Me alegra oir eso- dije estrechandola en mis brazos y besandole la cabeza con suavidad- no llores, cualquiera que te vea pensara que te maltrato -bromee aun sin soltarla y mriandola-.

-No puedo parar...soy muy feliz...-dije, sin duda oensando que realmente lo era...la felicidad...al final la había conseguido...-Que todos piensen lo que quieran, me da igual, mientras te tenga a ti.

- Me alagas, nunca una chica había llorado tanto por mí -dije mientras me levantaba y la arrastraba a ella tambien a la silla- tengo suerte, eres hermosa hasta cuando lloras.