La primera visita de Edward

Las puertas de la mansión se abrieron cuando me acerqué a ellas, como por arte de magia. Las maletas de Ed todavían seguían mis pasos. Me giré para verle.

-¿Qué te parece?

Edward se quedó patidifuso al contemplar que la fachada de fuera no era comparable a la inmensa belleza del interior de aquel edificio. -Es... Increíble... -Conseguí decir, mientras continuaba contemplandolo todo, fijandome en cada detalle. Además también conseguí captar la presencia de varias mentes más. Aunque por ahora, solo las percibía borrosas.

-Procuro mantenerla en el mejor estado posible. Creo que debería enseñarte un poco las instalaciones. Ven por aquí.

Comencé a andar a través de un largo pasillo, lleno de cuadros, espejos y columnas incríblemente adornadas.

Edward siguió a la directora de la academia, observando y contemplando cada cuadro, cada detalle ornamental en las columnas y paredes. -Tal vez esa parte podriamos saltarnosla, ya copiaré los planos de la escuela que llevas almacenados en tu mente. Con que me enseñes donde yo voy a dormir me bastaría. -Comentó mientras continuaba el paso.

-Como quieras, después de todo, también es por aquí-Seguí caminando un poco más-. Veamos, ese es tu despacho-señalé a un lado-Y esta, la habitación... creo que esta te gustará-saqué una llave del bolsillo y abrí la habitación que estaba justo en frente del despacho.

El equipaje flotó hasta una esquina y se quedó allí. Luego saqué las dos llaves y se las ofrecí.

-Gracias. Creo que más tarde me ocuparé de colocar mi ropa en el armario. Si quieres, podríamos hablar ahora de las clases, o cuando tú me digas. -Comento el chico, que acababa de entrar en su habitación. Y esperaba la respuesta de Melinda, mirandola a los ojos, con una sonrisa en la cara.

-Bueno, la verdad es que puedes elegir la asignatura que quieras, de momento, yo me encargo de las clases de dominio de los poderes.

Comencé a pasear de un lado a otro de la habitación.

-¿Puedo?-dije señalando a la cama, para sentarme.

-Claro. -Respondí aun de pie. Me quedé pensativo durante un momento. -Quizás... Filosofía... Sí, así podría encargarme de asegurar que los alumnos se preparen sabiamente para su futuro. -Murmuré casi para mí.

-Filosofía, ¿eh?-sonreí y me senté, apoyándo los brazos detrás de mí-. No me lo esperaba.

Esbocé una amplia sonrisa. -Bueno, no sé, ¿quieres contarme algo más que necesite saber? -Pregunté a modo de distracción, o tal vez para sacar algun tema de conversación.

-Pues no mucho. Supongo que no te llevará mucho adaptarte-comenté, sonriendo-. Puedes escoger el aula que quieras para tus clases.

Pensé alguna cosa más mientras miraba al techo.

-Las clases no empezarán hasta que no tengamos algunos alumnos más, pero ya te avisaré yo de eso, tranquilo.

-De acuerdo. De todas formas intentaré ir conociendo a los alumnos antes de las clases, y por supuesto a la otra profesora. -Respondi mientras me sentaba junto a Melinda en el borde de la cama. -Ah, y que ya conseguido los planos más básicos de la escuela, para las clases, el salón de actos, la cafetería y más, guardados en tu mente. -Terminé de comentar, con mi característica sonrisa.

-Sí que tienes talento-dije divertida cuando él terminó de hablar-. Realmente parece que te gusta la idea de estar aquí.

-La verdad es que sí. Procuro sobrellevar todo lo nuevo en mi vida de forma positiva, e intento esforzarme lo maximo posible. -Edward se levantó y se quitó la gabardina gris, la cual la metió en el armario, quedandose en camisa de manga larga azul claro. -Aquí no hace el frío que hace fuera. -Utilizó como excusa para desabrigarse.

-Algo más de claor si que hace-dije, apartando el pelo de mi cara con las manos. Mis labios estaban curvados en una bonita sonrisa-. Y dime, ¿que te parece todo esto?

-¿Lo preguntas enserio? Esto es extraordinariamente fantástico. Por lo que pude ver en tus pensamientos, es más grande de lo que parece, aunque aún debo pasarme por todos los pasillos para poder contemplar tranquilamente cada detalle, cada elemento que compone esta gran obra de arte. Por cierto, ahora que lo pienso, ¿tú te haces cargo de todos los pagos? Porque por la factura de la luz, agua, etc. tienen que cobrarte bastante, ¿no? -Edward contemplaba ahora los ojos verdes de Melinda.

-No deberías preocuparte por eso. Tengo suficiente dinero y contactos para mantenerlo... y esconderlo bastante bien-el tono de mi voz era muy suave, casi un susurro-. Pero no me gusta hablar de dinero....

-Esta bien, solo queria que supieses que si necesitas algo, aquí estoy yo para cualquier asunto, sea el que sea. -Edward volvió a sentarse junto a Melinda.

-Eres realmente amable Ed. Gracias-le dije-. Y creo que ya sabes donde estaré yo.-solté una suave carcajada.

Edward le dedicó una de sus sonrisas. -Sí. De verdad, puedes confiar en mi plenamente. Porque yo lo haré igual contigo. -El chico aprovechó el silencio para buscar mentalmente a los alumnos o profesores que se encontrasen en los alrededores, y examinarlos parcialmente por encima. Pero de repente, Edward captó dos presencias más que cuando él llego no estaban. -Creo que acaban de llegar dos de tus alumnos. -Comenté, interrumpiendo el prolongado silencio.

Nos mantuvimos en silencio hasta que Ed captó a alguien entrando en la academia.

-Bien, pues tengo que recibirles ¿Vienes?-dije, a la par que me levantaba de la cama y me acercaba a la puerta.

Edward sonrió ampliamente. -Claro. -Entonces me levanté y dejé que Melinda fuera delante mia.