Hielo y fuego?

Noté el frío de su mano sobre mi hombro, que de nuevo se resintió debido al golpe de hacia poco, mi rostro se crispo, luego me giré para mirarla a los ojos.
-Y entonces...¿qué debo hacer?-pregunté.

Me miró a los ojos.
-Sigue con tu vida, y aprende de todo lo que ocurra, sea bueno o malo. Es lo mejor.

-Asi dicho parece muy fácil...-dije y volvía mi posición anterior.
Tenía razón, pero no podía ser tan fácil como sonaba.

-Sé perfectamente que parece fácil, pero lo digo por experiencia, a mi me abandonaron mis padres, ¿y qué? Sigo con mi vida, ellos ya no volverán, y desafortunadamente, siempre fui consciente de como llegué al orfanato, no me enteré cuando recibí su herencia, porque ya lo sabía. Aún así, sigo teniendo pesadillas de vez en cuando sobre eso, y no me gusta demasiado ver familias cogidas de la mano, aunque no se supere, se puede convivir con eso.-solté con sinceridad.

-He de decir que tu sinceridad es envidiable.-dije, luego me alejé de la ventana para volver a acercarme a la puerta.-Creo que debería irme.

-Bueno...vale. Yo voy a seguir durmiendo.
Le miré, estaba de nuevo en la puerta con intención de marcharse.

Cogí mi mochila e hice un gesto con la mano.
-Adiós, por cierto mi nombre es Taylor, creo que no te lo había dicho.-dije y abrí la puerta para luego marcharme.

Sonreí.
-Lo recordaré, hasta luego.
Me volví a tirar en la cama, sola de nuevo, volviendo a sentir el mismo frío de siempre.
De siempre...
Siempre...
Siempre...
Siempre...
Y me quedé dormida con aquella palabra en mi pensamiento.