Buscando a Matthieu

Reí ante su comentario, y la miré sonriendo. -¡Que va! Pero si ahora estoy en la flor de la vida... -Volví a reir. Me levanté yo también y recogí la mesa, dejándola sobre la encimera.

-Bueno, señorita, ¿dónde quiere que la lleve? Hasta dentro de un par de horas no tengo nada que hacer. -Le comenté de forma distraída.

-Oh, ¿en serio? Esa es una buena noticia-comenté, casi sin pensar en lo que decía-. No sé, no conozco mucho la ciudad. Aunque claro... si te molesto, puedes acercarme al Conqueror y...

Añadí, en voz más baja.

Hice un gesto de negación con la cabeza. -En absoluto. Si te digo la verdad, hacía tiempo que no hablaba con alguien de algo que no fuesen negocios, trabajo, etc... Y me agrada tu presencia. -Se hizo un silencio incómodo tras aquello.

-Podemos hacer lo que quieras, lo que más te apetezca ahora mismo. -Le indiqué mientras sonreía.

No pude evitar quedarme en silencio tras su comentario. Moví la mirada de un lado a otro de la habitación con cierto nerviosismo, hasta que reuní valor para hablar de nuevo.

-A ver. Excluyendo deportes de riesgo, por la gran probabilidad de que sufra un accidente (a los cuales estoy afiliada), creo que podemos hacer cualquier cosa, pero no se me ocurre nada.

Observé la ropa que llevaba la joven, y recordé entonces que no podía pasear por New York con la ropa rasgada y con cortes. -Bueno, de primero podríamos ir al lugar en donde nos conocimos y comprar algo de ropa nueva, ¿no? Si te apetece. -Le propuse la idea, esperando su confirmación o negación.

-Oh... Cierto.

Me mordí un labio y me miré de arriba a abajo. Me entró un escalofrío, que amenazó con superar mi entereza, pero al final, pude reprimir el recuerdo de la noche anterior. Saqué una tarjeta de crédito del bolsillo.

-Menos mal que no me despego de tí-suspiré, mirando a la tarjeta.

-Bien... toma esto. -Me acerqué rápidamente a mi armario de la habitación y saqué una chaqueta negra de terciopelo, bastante discreta pero lo suficientemente larga como para taparla lo necesario. Se la di con más de una función: por una parte, hacía algo de fresco, y por otra, no quería que la gente la mirase con la ropa rota, no debería de ser muy agradable para ella.

-Bueno, si estás preparada, podemos partir ya. -Le dije añadiendo una sonrisa.

-Sí, gracias-dije, poniendome la chaqueta que me ofrecía de muy buena gana-. Eres todo un caballero.

Le dije que podíamos irnos cuando él quisiese.

Solo sonreí ante su halago y la acompañé hasta la puerta. En una esquina cerca de la puerta había un perchero, y en él varios abrigos y chaquetas colgados. Cogí uno y me lo puse para disimular algo el traje de trabajo. Cogí también el llavero y abrí la puerta, salimos y cerré con llave.

Bajamos por el ascensor hasta el Bajo, salimos del portal y subimos en mi coche, que se encontraba aparcado en esa misma calle. Ambos subimos al coche, arranqué y nos dirigimos hacia el centro comercial.

((OFF: Abro, abres o continuamos en el post viejo?))

Nos fuimos de su casa, bajamos por el ascensor y nos subimos a su coche. Él condujo en dirección al centro comercial.

Off: Abro xD.