Papeleo o distracción

-No lo creo-me jacté, haciendo gestos de burla-. Los profes no puede jugar. Tienes que dar ejemplo.

-¿A no?, ¿acaso dudas de mi palabra?-sonreí colocándome frente a ella, colocando mis manos sobre la mesa, a ambos lados de su cintura,para intentar intimidarla.

Sonreí y enredé las manos en su pelo. Atraje su cara y junté nuestras frentes.

-Esto no me avergüenza.

Sonreí, intentando que el rubor fuese más discreto.
-¿A no?, ¿entonces qué?-pregunté curioso, mientras me acercaba levemente más.-¿Ni siquiera tan cerca?

-Ni siquiera tan cerca-me limité a repetir-. No soy como tú.

-¿Te han dicho alguna vez que eres desesperante?, eres muy rara.-le dije dejando caer levemente la cabeza.-Eres imposible, ¿sabes?, tu novio va a sufrir constantes frustracciones...

-Eso dependerá de mi novio. Quizá alguien sepa apreciarme tal y como soy-dije zafándome de sus brazos y dando una vuelta por la habitación.

Cogí unos papeles de la papelera, los miré fijamente y poco a poco formaron una rosa de papel.

La miré sorprendido mientras recorría la habitación.
-Nunca te aburres de jugar conmigo, ¿verdad?

-La verdad... No.

Convertí un par más de hojas de papel en rosas y las dejé sobre la mesa.

-Esa es una buena forma de reciclar.-le dije burlándome.

-No me cabrees...

Con un gesto, las rosas estallaron en mil pedazos.

-Vaya, al fin consigo algo que no sea tu risa acosta mía.-reí orgulloso de mis descubrimiento.-Si es que al fin y al cabo no eres tan complicada...es eso o que te estoy pillando el truco.

-Sinceramente-comencé a decir, mientras me encogía de hombros- no tienes ni idea. Estás lejos de comprenderme. Pero no importa. Dejaré que seas feliz pensando lo contrario-sonreí.

-Bueno tampoco creo que tú me entiendas tan bien como piensas, después de todo no soy tan simple como parezco.-dije confiado de ello.

No pude evitar reírme cuando dijo eso. De alguna manera me resultaba muy gracioso verlo serio y diciendo eso.

-Perdona...-me disculpé entre risas.

-¿Ahora de qué te ríes?, ¿he dicho algo gracioso?-le dije desconcertado del todo.

-Es que... tenías que haberte visto la cara-dije, consiguiendo calmarme-. Lo siento.

-Que graciosa...-le dije cruzándome de brazos.-Ojala yo también pudiese reirme.

-Eres un crío-dije, ya calmada y sonriendo, mientras le cogía las manos para descruzarle los brazos-. No te enfades.

-No soy un crío.-rechisté, pero entonces me di cuenta de que actuaba como tal.-Quizás un poco...y no me enfado...

Me limité a reír mientras lo seguía agarrando.

-Estás loco-dije mirándolo.

Me quedé mirando nuestras manos, agarradas en aquel momento.
-Puede ser...-dije mirando al suelo.

Ví que miraba hacia el suelo, así que ladeé un poco la cabeza.

-Eh, estoy aquí-susurré, para atraer su atención.

Miré directamente a sus ojos ante su comentario.
-Lo sé.-le sonreí.

-No me vengas con escenas depresivas ahora, ¿vale?-dije, guiñándole un ojo.